No uso muchas palabras


No uso muchas palabras,
solo las que se escriben
en un texto a ratos
iluminado, a ratos
poéticamente enunciado.
Prefiero las palabras que se
pierden ritualmente por las calles,
las que se encierran en un sortilegio
de fiesta y vida cotidiana,
aquellas que son como murallas,
liberadas de toda censura
y de mezquinas aprehensiones. Las que
se encienden de cálidos enjambres,
las que se pronuncian por amores
comprobados, la que son apenas
aventuras, las que vuelan
diferentes.
Ellas me permiten sentarme
junto a los relojes de la tarde,
en los mismos suburgios de las
horas para escuchar la plural
unidad de la escritura.